viernes, 30 de mayo de 2008

106




Iba en el colectivo con cara de martes a la mañana sentado en la fila larga del fondo, ventanilla izquierda, con mi mirada perdida a través del vidrio, y el mal humor porpio de mis mañanas. De repente vuelvo mi mirada hacia adentro y veo a alguien que sobresalio de esa bola de mediocridad que con la cabeza gacha deambula hacia sus trabajos. Más o menos a la altura de la puerta del medio, morocha alta, una belleza increíble, amor a primera vista, hacia mucho que no me pasaba, ni siquiera me pasa mucho. Esa gente que de nada demuestra que tiene algo.
Me preocupaba un poco que tenía puesto uno de esos camperones que le tapaban todo el cuerpo y no podía divisar enteramente su figura, pero eso era meramente superficial. Lo importante era otra cosa. A esa altura todavía no lo sabía. Su carita de ángel pecador me encantaba. Y empezó el juego. Mirada va, mirada viene. Legendario juego de seduccion. Se empiezan a dar los enroques lógicos en las posiciones de cualquier bondi cuando la gente sube y baja. Y resulta que, como un regalo del destino, en uno de esos queda sentada a mi lado. Ahí ya la mirada no era un arma válida, así que empecé a buscar en mi repertorio alguna frase válida para entablar la relación que nuestro futuro necesitaba.
Busque y busque, desechando algunas por muy directas y otras por demasiado
pelotudas. Pensé en dejarle una tarjeta cuando me bajara, pero inmediatamente me acorde que no tengo tarjetas, además, eso no gana nunca.
Mi mente analizaba todas las frases escuchadas en películas, canciones, cuentos, chamuyos escuchados en rueda de amigos, etc, sin poder encontrar la apropiada. El esfuerzo intelectual me agotaba mentalmente, intenté calmarme y recordé que esas son cosas del corazón... que no se debe pensar tanto. Fluir, siempre fluir. Deje todo supeditado a mis impulsos. Pero no venia ninguno.
De repente la solucion. En cuanto me bajara quedarían liberados a sus ansias, dejando libre al corazón para que este hablara por mi. A esa altura quedaban dos paradas para finalizar el recorrido. Así que, o bajaba en la próxima, que es donde siempre bajaba yo, o en la otra. No amagó a levantarse así que pensé, y bien, que se bajaba en la última. Así que, en un impilso impensado liberé mis alas, puse voz firme y finalmente le dije: "me dejas pasar."
Con su carita de ángel me miro con esos ojos inmensos que suele poner en esos casos y me dijo tímidamente: "si."
Mientras caminaba vi perderse al 106 entre la maraña de transito de este Bs. As. de martes a la mañana.

7 comentarios:

Roma dijo...

siii he pasado por muchos enamoramientos asi.
Y para nosotras es mas dicicil x q no podemos hacer nada.
Si hacemos algo nos tildan de "algo".

Yo me limito a mirar a la distancia.


Buena relato

Donna Pinciotti dijo...

soy bastante enamoradiza a primera vista.

Fer dijo...

Si, a mi tambien me ha pasado una que otra vez, pero amor?... quizas si atracción. No se, un principio de amor como mucho jaja.


P.D: Es buena idea lo de la fiesta, podríamos armar una.


Besos

Unknown dijo...

Las miradas de los bondis son así. Finitas.

Salud!

• Semilla de libertad • dijo...

Muchas gracias por tu comentario en mi blog, seràn siempre bienvenidas tus palabras...
Desde aquì, te dejo un fuerte abrazo!

Sil dijo...

Mi historia empezó en la fila y termino un año despues en una charla infantil gracias a la ventanilla que no cerraba...de ahi en mas duro lo que debia durar..pero empezó donde nadie quiere aceptar que quisiera, un colectivo.

Katherine dijo...

Nos hacemos nada ante una simpleza de arriesagar a decir hola y sonreir.
Por mas que él no sea quien busquemos, todas caemos rendidas a una sonrisa linda y ojos q nos miran con dulzura. Quizas te hubieras quedado con un sabor diferente en la boca.
Que sigas bien.
:)