martes, 25 de marzo de 2008

¿Como pasó?















¿Cómo pasó? ¿Cómo puede existir un crimen tan perfecto?

Si no hay culpables ni asesinos.

¿Habrá muerto de viejo?

¿Habrá querido suicidarse?

¿Habrá pedido ayuda y no lo habremos escuchado?

Lo imagino solo, el pobrecito agonizando.

Intentando respirar mientras le tapábamos la boca para no escucharlo.

Para no sentirnos culpables.

Gritando alaridos sordos, mientras era cada ves más débil.

Hasta quedarse sin fuerza, sin ser capaz de mirarnos a los ojos.

Se fue sin saludar, sin despedida.

Es verdad que otras veces estuvo enfermo.

Que sufrió y encontró cura, ¿o creyó encontrarla?

Murió como mueren los grandes, dando pelea.

Todavía lo escucho gritar del más allá.

No me recrimina, no me culpa.

Es sabio, sabe que el tiempo mata despacio

Como de repente crea.

Me agradece por los momentos felices que le dimos.

Por haberlo dejado entrar a nosotros.

Te acordás, era tan fuerte tan orgulloso.

Tan inmortal que murió y se llevó demasiado con el.

Y sabes que me dijo.

Me dijo que nunca nos va a olvidar.

Pero nos advierte que para no olvidarnos

Nosotros no tenemos que olvidarnos nunca de el.

Yo le dije que puede estar seguro de que eso no iba a pasar.

Pero tengo miedo.

Es que tantas veces le mentimos.

Y desde allá, desde el cielo de los amores

Nos desea suerte y dice que nos ama.

Que nos amará por siempre.

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